Desde sus primeros pasos en Londres, donde se formó en la Central Saint Martins, destacó por su enfoque teatral y su capacidad para narrar historias a través de la moda. Su colección de graduación, Les Incroyables, inspirada en la Revolución Francesa, capturó la atención de críticos y compradores, marcando el inicio de una carrera que desafiaría los límites del diseño convencional.
En los años 90, Galliano consolidó su nombre en París y alcanzó la cima de la industria al convertirse en director creativo de Christian Dior en 1996, el primer británico en liderar la histórica maison francesa. Su trabajo en Dior redefinió la alta costura al combinar teatralidad, referencias culturales y técnica impecable. Desfiles grandiosos y vestidos de ensueño marcaron una era dorada para la marca, mientras Galliano reinventaba el legado de Dior, estableciendo un estándar innovador que aún resuena en la moda actual.
Sin embargo, su carrera se vio empañada por un escándalo en 2011, cuando comentarios ofensivos y problemas personales lo llevaron a su despido tanto de Dior como de su propia marca. Este momento crítico reflejó las intensas presiones del mundo de la moda y la lucha interna del diseñador con adicciones. Tras varios años lejos de los reflectores, Galliano encontró una segunda oportunidad en 2014 al asumir la dirección creativa de Maison Margiela, donde ha continuado explorando su visión artística con un enfoque más sobrio pero igualmente innovador.
El legado de John Galliano trasciende sus altibajos personales y profesionales. Su capacidad para convertir cada prenda en una narrativa y cada desfile en un espectáculo ha inspirado a generaciones de diseñadores. Su historia, marcada por genialidad, controversia y redención, lo posiciona como una figura única en la moda: un artista cuya obra desafía la tradición y celebra el poder transformador de la creatividad.